Dos pasiones: montaña y enologia se funden en este singular proyecto de viticultura de altura, buscando la máxima expresión de nuestro territorio pirenaico.
A 1.225 m de altura, nuestra Viña desafía constantemente los límites de la viticultura, recuperando así un arte agrícola tradicional de La Cerdanya, llevando el olor de la vendimia por primera vez en Llívia.